martes, 22 de marzo de 2011

Una noche de reencuentro

Cada nuevo encuentro con mis ex compañeros de secundaria me retrotrae a la década del ochenta. Cuando comenzamos con estos encuentros Silvio, uno de ellos, los describió como el lunes que empezaban las clases después de las vacaciones. Y Sonia, hizo referencia a que esto que nosotros vivíamos, el gozo de volver a vernos cada tanto y revivir la nuestra amistad, era algo que nuestros hijos no sentirían, ya que de alguna manera van a seguir contactados con las nuevas herramientas de la comunicación que surguen en los últimos 10 años (Facebook, Space, Twitter o las que estén por venir).
Hace 25 o 30 años no teníamos nada de esto. No había PC (va, si había pero ya por entonces era un triste y viejo partido político que nos intentaba hacer creer que eran del bando bueno en la guerra fría, y que jugaban con Videla porque era una paloma al lado de los halcones de Viola). Tampoco había celulares ni teléfonos inalámbricos. Y, tampoco, había teléfono en todas las casas. Para una urgencia de la escuale se dejaba el teléfono de un vecino. Y el vecino se enojaba cuando lo llamabas por dicha urgencia (si, esquizofrenia a full).
Pero, por alguna razón, amamos esa década. A mi, particularmente, me tocó vivirla en el Partido de General San Martín, donde concurría a la escuela EEUU de América. Un edificio que ocupaba toda la manzana y por el que trato de pasar cada vez que mi vida profesional me lleva de nuevo por esas calles.

Dedicado a Silvina y Pablo, de quienes me acordé el viernes por la noche.

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